Conocí a lo mejor de la gimnástica cubana de la década de los 80 en mi primera visita a la Escuela Nacional de la disciplina ubicada en la céntrica calle Belascoain en el municipio de Centro Habana. El equipo de oro, encabezado por Casimiro Suárez, estaba integrado además por gimnastas de clase mundial, entre ellos nuestro entrevistado de hoy, el mago de ejercicios en el suelo, Jesús Rivera.
Como sucede con la mayoría de los deportistas cubanos que dieron glorias al país, pocos saben qué es de la vida del estelar gimnasta. ¿Dónde está, qué hace Jesús Rivera?
Un placer saludarte, Julita, nuestra querida periodista de los viejos tiempos. Radico en Cancún, México, desde el 2005. Trabajo en la cadena hotelera Oasis, en el departamento de entretenimiento a cargo de la operación de los centros nocturnos, entre otras funciones como coordinador de acróbatas; en general, todo lo que sea divertimento. Estoy en esta tarea desde el 2010.
Te preguntarás cómo fue este cambio y por qué no seguí vinculado laboralmente a la gimnasia artística como muchos de mis colegas. Todo esto tiene su historia pero quisiera empezar por el principio, mis orígenes.
Sé que comenzaste con siete añitos allá en tu Cienfuegos natal.
En efecto. Me inicié en la gimnasia artística en el año 1974, tenía 9 años, después de haber estado mucho tiempo insistiéndole a mi mamá para que me llevara a hacer las pruebas. Mi amor por la gimnástica empezó cuando fui a ver una exhibición y quedé maravillado. Sin contar la influencia de mis hermanos que somos 8 y la mayoría practicó deportes.
Tras las pruebas, ingresé en la EIDE Regional bajo la égida del profesor Waldo Molina, del cual aún recuerdo sus enseñanzas técnicas y educativas. Por mis resultados fui seleccionado al siguiente año para la EIDE Provincial; mi profesor fue Alberto Pons. Hice equipo para los Juegos Escolares, categoría 11 y 12 y desde los entrenamientos me gustaba ver a aquellos grandes que parecían superhumanos: Casimiro Suárez, Mario Castro, Israel Sánchez, quienes años más tarde serían mis compañeros de equipo.
Así, el profesor Servando Roig, muy respetado por mí, me hizo las pruebas para la Escuela Nacional, a donde matriculé bajo la tutela del profe Agustín Barcia y bajo su tutela me retiré. Una ventaja que siempre tuve: ¡solo un gesto de mi maestro y sabía a qué se refería o qué debía corregir!
Principales competencias y retiro
¿Cuál era tu aparato favorito? Principales competencias. Tu época fue muy competitiva; las giras por Europa respaldaban la preparación.
Me destacaba más en manos libres y barra fija. Pero indiscutiblemente en primer lugar ejercicios a manos libres. Fue una etapa bonita, cuajada de medallas en eventos nacionales e internacionales; en Juegos Centroamericanos y Panamericanos ocupé el podio, individual y por equipos. Mi aparato asesino jajajaja era el caballo con arzones ¡qué trabajo pasaba! Miraba mucho a Roberto León Richard, Lázaro Amador, Raúl Menéndez, Félix Aguilera y Mario Castro, todos muy buenos en ese aparato.
Aunque siempre hay gimnastas all around, otros se especializan en uno o dos aparatos y en el libre y la barra, nuestro entrevistado era de los mejores. ¿Por qué un retiro tan apresurado con solo 23 años?
Sí, me retiré muy joven, producto de la ruptura en los tendones de Aquiles. Tenía 23 años cuando realicé mi última competencia, los Panamericanos de Indianápolis 1987. Meses después, previo al Campeonato Mundial de Rotterdam en Holanda, sufrí la ruptura del tendón de Aquiles. Estaba en muy buena forma, pienso que estaba llegando a la cúspide pero todo se tronchó. Fue un momento muy doloroso; la gimnasia era mi vida.
La época dorada de la gimnasia cubana
¿A qué crees que se debió la época de oro de la gimnástica cubana?
Antes de los 80, había creada una infraestructura construida por pioneros como Ángel Franco, Rubiera, Villacián, a los que siguieron en distintas épocas Héctor Ramírez, Antonio Juan, Barcia, Pedro Rodríguez y Ernesto Izaguirre como técnicos y Jorge Rodríguez, Jorge Cuervo, Richard, Bravo, Roche, Casimiro, Miguel Arroyo, Israel, Mario Castro, Amador, Aguilera, Raúl, Fraga… ¡solo por mencionar algunos!
Los entrenamientos eran fuertes, innovábamos, ejecutábamos ejercicios nuevos; ahí están nuestros nombres en los libros de la FIG. En esa etapa de los 80, debido a convenios con la antigua URSS, profesores soviéticos brindaban su apoyo y por ejemplo en el equipo varonil contamos con Eugenio Belov, excelente técnico, que contribuyó en grado sumo a la superación del claustro y de los atletas.
Como te decía, los entrenamientos eran fuertes, la preselección nacional era de 15 gimnastas, todos dispuestos a hacer el mejor papel para integrar el seleccionado nacional sin que faltara la unión, la combatividad, el entusiasmo que reinaba entre nosotros. Para las competencias importantes en la arena internacional Panamericanos, Centroamericanos, Mundiales eran 6 competidores y un suplente lo que hacía que los controles fueran reñidos.
La vida después de la gimnasia
¿Qué hiciste tras el retiro?
Me trasladé como entrenador a mi natal Cienfuegos, corría el año 1988. Otra vida, un cambio. En el año 1992 fui citado para la Escuela Nacional a un curso de superación, un método muy bueno que existía, desconozco si aún se mantiene. Los profesores de provincia eran citados para estar un año en la Escuela Nacional como superación. Ahí te nutrías mucho, estaban los mejores profesores, con los alumnos talentos, los que un día tenían la posibilidad de integrar las filas de nuestra selección nacional.
Trabajé fuerte, enseñando todo lo que sabía y ¿quién te dice? que a tres meses me ponen al frente de la cátedra como jefe de entrenadores en la Escuela Nacional en la rama masculina… ¡Tremenda sorpresa!, yo iba solo a superarme y siendo tan joven, jefe de cátedra. Había profesores que me habían dado clases a mí y… ¡de pronto, yo debía dirigirlos!
¿Cómo te recibieron?
Yo siempre he sido muy humilde, aceptaba los consejos de todos, el colectivo me apoyó; sin embargo, a pesar de mis buenos resultados en las edades escolares y juveniles, decidí abandonar el puesto en 1997, tras cinco años de entrega a lo que tanto amaba, mi deporte.
¿Sabes Julita? Nunca antes había hablado de esto pero ¿a quién mejor que tú que compartiste tanta vida con nosotros? No había entendimiento con algunos dirigentes del deporte en aquel entonces. Me dolió tomar esa determinación, tuve fricciones que fueron en aumento hasta que supe que estaba de más y decidí dejar el deporte.
Te digo que entregué mi vida a mi trabajo; como profesor obtuve todos los resultados posibles, nacional e internacionalmente en los eventos que se realizaban en Cuba, subí a atletas al equipo nacional. Además de ser jefe de cátedra tenía otras responsabilidades que me asignaron en la Escuela Nacional. Estuve entregado al 100% y… ¡me fui! Julita, yo en mi casa lloraba, ya que la gimnasia era mi vida y yo hubiese podido continuar como profesor en Cuba; créeme aún estaría allí pero la Comisión y los técnicos deben estar en el mismo carril, para que haya crecimiento.
Esta periodista ha sido testigo de que estos males continúan, teniendo en cuenta los horrores vividos por los ex jefes de los seleccionados cubanos Carlos Rafael Gil y Yareimi Vázquez, quienes fueron objeto de los más viles manejos y despojos de sus responsabilidades. Como sabemos hoy día, ambos triunfan con la gimnasia artística femenina de Panamá.
Al decidir salir de la gimnástica, ¿qué camino tomaste?
Uno por el que se han inclinado muchos gimnastas: el circo. El gimnasta, al entrar al circo, todo lo realiza fácil y, físicamente, yo estaba bien además de joven. En el circo me ofrecieron la subdirección técnica, proposición que rechacé porque no me gusta estar sentado detrás de un buró. Prefiero la actividad física. En el circo había muchos gimnastas: aquellos que se retiraban o, simplemente, no continuaban en la gimnasia se iban para el circo. En la gimnástica se adquiría una técnica de ejecución depurada y de esta forma, el circo cubano aumentó significativamente su nivel, sin menospreciar el nivel de los alumnos salidos de la propia escuela de circo.
¿Te fue bien?
Pues sí; por años estuve vinculado con el arte circense y el Ministerio de Cultura, visité varios países pero decidí aceptar un contrato en Cancún. Me dieron la residencia en México, me ofrecieron trasladarme a Estados Unidos a trabajar, algo que realmente nunca me interesó. Cancún queda muy cerca de Cuba y puedo ir sin problemas con mucha frecuencia. Te digo más, cuando me jubile mi proyecto es regresar a mi natal Cienfuegos. Esto aquí es temporal.
¿Nunca te motivó enseñar en México?
No. Si no soy profesor en Cuba no quiero entrenar a ningún atleta. Imagínate que el estelar gimnasta azteca Alejandro Peniche, por años entrenando en la Escuela Nacional Cubana bajo la égida del profesor Emilio Sagré, me ofreció trabajo como entrenador. No acepté.
Sabemos que muchos deportes son peligrosos, traumáticos; la gimnástica como uno de ellos ¿cómo hay que asumirla?
En efecto, la gimnástica es un deporte muy traumático. Una mala ejecución, una técnica mal realizada, una manilla rota, que se dañe el aparato en una ejecución, es casi al seguro: ¡una lesión! Si la lesión era leve, recupérate pero sigue entrenando. En la gimnástica aprendes a trabajar con dolores ya sea muscular o articular. Por lo general siempre llegas a los entrenamientos con una molestia muscular o articular y así debes trabajar. Teníamos un médico, masajista y equipos para fisioterapia. En mi haber en la gimnasia tuve entre esguince y fractura unas 14 hasta que llegó la ruptura de los tendones de Aquiles, que como te dije fue mi fin.
En la preselección nacional de mi época había nivel, pero los que no estaban en la preselección me refiero en este caso a los juveniles, venían como una locomotora sin freno y a toda velocidad, a un nivel impresionante. Detrás de nosotros llegaron Erick López, Damián Merino, Cartaya, Aldazábal, Sinaiki, José Tejada, entre otros. Entrenadores capaces de mantener el nivel, Emilio Sagré, Antonio Vázquez, Miguel Valle, Carbonell, Huet, Vargas; casi la totalidad en el extranjero.
Cuando entrabas a la Escuela Nacional y veías la ejecución de Jesús Rivera el entusiasmo se apoderaba de ti.
Jajajaja. Siempre estaba innovando en el aspecto coreográfico; por ejemplo, si los brazos tenían su posición básica, las cambiaba, si las palmas de la mano iban hacia abajo, las ponía hacia arriba, si los brazos son laterales, ponía uno lateral y el otro vertical, además de mantener la fluidez en movimientos de brazos bajar hombros subir barbilla, todo aprendido de nuestra coreógrafa Julia.
En medio de eso, surgió la ejecución de break dance, movimiento de un baile, que hasta un Grammy recibió y que yo hacía a la perfección. Decidí entonces incluirlo como parte de mi rutina en el suelo… ¡sería algo grandioso! Jajaja… Ahí mismo se armó el rollo.
Resulta que el comisionado nacional en aquel entonces me dijo que aquello era una forma de diversionismo ideológico y que eso era imitar a los “bailarines americanos”. Yo no acepté aquello y confronté al presidente del INDER Galván Vila, quien me autorizó y el comisionado tuvo que aceptarlo.
Así las cosas, en competencias por Europa veo gimnastas con esa ejecución y ahí mismo incluí en mi rutina una vuelta con la cabeza. Eso fue una especie de plus que tiempo después fue prohibida en el código de la FIG por alta peligrosidad, aunque ya yo había sacado mucho provecho de ella.
Tanto es así que en la página de Break Dance y su historia, aparece el nombre del cubano Jesús Rivera como el primer deportista y gimnasta en incluir ejecuciones de break dance en su rutina deportiva.
Jesús Rivera ganó medallas en Juegos regionales y continentales además de intervenir en tres Campeonatos Mundiales y en los Juegos de la Amistad Checoslovaquia 1984, competencia que pretendió ofrecerle un placebo competitivo a los deportistas del campo socialista y en los que conquistó medallas de plata en barra fija solo superado por el espectacular Dmitri Bilorzerchev. No fui yo el único: Casimiro, Félix Aguilera y Roberto León Richard también subieron al podio. A pesar de ser la gimnástica un deporte de apreciación que muchas veces nos era perjudicial, te puedo afirmar que de haber asistido a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles hubiera habido gimnastas cubanos medallistas.
La situación actual de la gimnasia en Cuba
¿Qué opinas del estado actual de la gimnasia artística cubana?
Yo quiero que crezca pero hay que trabajar duro; no será fácil el camino pero hay que hacerlo si queremos llegar a mayores resultados. Independientemente de que muchos profesores no están, queda talento.
No puedo dejar de mencionar al gimnasta Manrique Larduet, quien le dio a Cuba grandes merecimientos como el subcampeonato mundial. Manrique, ahora viviendo en Italia vinculado a la gimnasia profesional y su profesor Carlos Gil "el hacedor de campeones” quien lo condujo a la cumbre, son talentos formados en Cuba. Pueden surgir otros.
De acuerdo estoy: pudieran surgir otros pero si las condiciones no los respaldan será como echar agua en canastas.
¿Te despides, Jesús?
Como te dije al inicio, radico en Cancún, junto a mi esposa; tenemos tres hijos, dos están con nosotros, el varón es enfermero y mi hija que es la menor iniciando la Universidad. El otro vive en Estados Unidos con su esposa, tengo un nieto hermoso… ¡Estoy feliz con mi vida! Antes de concluir quiero enviarle un fuerte abrazo a mi profesor Barcia y su esposa, y a toda la familia de la gimnasia artística, gracias a las redes, tengo contacto con muchos de ellos y de nuevo gracias Julita por acordarte de la vieja guardia.