Olga Díaz, una anciana cubana de 84 años, arribó la semana pasada a Florida en un bote junto con una veintena de personas, incluida su hija. Ahora, ambas enfrentan la amenaza de deportación a Cuba, lo que tiene a su familia en una situación de angustia constante.
El grupo llegó el 22 de agosto a las 11:00 p.m. a Marathon, en los Cayos de Florida, y fue interceptado por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. La anciana fue liberada al día siguiente, pero su hija Nilda permanece detenida en el centro de detención para migrantes de Broward.
Testimonio familiar
"Yo estaba aquí en la casa y me llegó una llamada de un número extraño. Cuando contesté, era mi mamá llamándome para decirme: ‘papi, estoy aquí’. Yo todavía no me lo creo", explicó en recientes declaraciones a Telemundo 51 Michael Hernández, nieto de la anciana e hijo de Nilda.
Ambas mujeres enfrentan una orden de deportación que ha sembrado el miedo en su familia. Lo que inicialmente fue una sorpresa y una alegría, se ha transformado en motivo de preocupación.
"Cuando mi hermana la arriesgó a ella al mar, es porque estaba desesperada", compartió Dainay Cordero, otra hija de Olga. A pesar de la emoción de sus primeros días en Estados Unidos, la abuelita, que residía en Guanabacoa, La Habana, ha admitido que extraña a su hija. "Ella llora todo el tiempo y no me conoce", dice la hija que ha acogido a la anciana.
Un caso en manos de la justicia
Eduardo Soto, abogado de inmigración, ha asumido el caso de Olga y su hija Nilda. "Estamos haciendo todo lo posible para que Olga y su hija puedan permanecer en el país. Es un caso complicado, pero tenemos esperanza de que la justicia prevalezca", aseguró Soto. El abogado espera que las autoridades reconsideren la deportación expedita y permitan que ambas mujeres demuestren su temor creíble de regresar a Cuba.
Olga, quien también tiene una orden de deportación pendiente, debe presentarse en las oficinas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La incertidumbre sobre su futuro pesa sobre la familia, que teme que la anciana sea detenida en su próxima cita con las autoridades migratorias.
Mientras tanto, Olga Díaz, fanática del café, trata de disfrutar de su nueva vida en la medida de lo posible, con la esperanza de que pronto todos puedan estar juntos y de que no haya marcha atrás en su sueño americano. ☕