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Nueva etapa en Brasil para el exlanzador cubano Roidel Enríquez: su historia

domingo, 18 de agosto de 2024 por Ernesto Fernández

Nueva etapa en Brasil para el exlanzador cubano Roidel Enríquez: su historia
Roidel Enriquez - Imagen de © Cortesía del entrevistado

En muchas ocasiones se escuchó el nombre de Roidel Enríquez relacionado con las Series Nacionales de Béisbol y el equipo de Villa Clara. El diestro intervino en ocho temporadas en la pelota cubana, tanto en funciones de abridor como de relevista. Posteriormente, su función como entrenador resultó loable, algo que le ha valido para trabajar en la actualidad en la populosa ciudad brasileña de Sao Paulo.

Un nuevo comienzo

"En efecto, resido en Sao Paulo desde 2019; llegué cruzando por la frontera. Tenía pasaje para Guyana en aquel entonces, de ahí crucé en una avioneta hasta la frontera. Entré por tierra a suelo brasileño y fui recibido normalmente por las autoridades migratorias que te dan acceso legal al país. A los dos años obtuve mi residencia permanente", cuenta Enríquez.

Julita: ¿En qué te desempeñas en Sao Paulo?
Roidel Enríquez: Yo conozco el béisbol brasileño-japonés y es distinto en sus cánones al cubano. Exacto: ¡brasileño-japonés! Aquí todo el béisbol que se conoce es de descendencia nipona. Existen varios clubes en esta gran urbe, que se han ido extendiendo por años a otras ciudades, pero para el tamaño de un país inmenso como éste la divulgación es escasa.

"Tú lo has vivido, Julita: estos clubes funcionan solo los fines de semana aunque mantienen todo el año sus campeonatos inter clubes. Soy entrenador en uno de estos clubes. Trabajo directo con ellos en varias categorías los sábados y domingos. Los días entre semana doy entrenamiento particular en algunas Universidades de Medicina o Ingeniería que también tienen sus equipos y competencias y necesitan de técnicos especializados. A esto añádele algún atleta interesado en clases particulares", añade.

Existe un centro de entrenamiento donde se preparan los peloteros más talentosos, con aspiraciones de firmar contratos en la MLB. Ahí se entrena todos los días con todas las condiciones accesibles para ellos. La cuestión es que no todos pueden costear el pago de la matrícula en dicha academia. ¿Se pierden talentos entonces? "Se podían perder, pero ahora la organización de Grandes Ligas va a patrocinar a algunos atletas con talento y menos condiciones económicas. Como ves, el béisbol aquí funciona muy diferente al de Cuba. Primeramente, no es el deporte principal del país; el fútbol es la pasión, el delirio, lo es todo, es el deporte nacional. E incluso hay otras disciplinas más conocidas y divulgadas que el béisbol; por ejemplo, baloncesto y voleibol. Aquí los padres y, en ocasiones, los clubes lo pagan todo. A veces puedes ser el mejor jugador de algún equipo y si tu situación económica no es la mejor, no puedes representar a tu país en algún evento. Aparecen patrocinios, pero todo es muy diferente a lo que conocíamos", explica.

El impacto del exilio

Julita: Te conozco desde que eras casi un niño y sé lo muy familiar que eres ¿te ha golpeado mucho el exilio?
Roidel Enríquez: Ni lo digas. Me conoces muy bien y para mí, mi familia lo es todo. Te puedes imaginar cómo he estado pues tuvieron que pasar 4 años y medio para poder ir a visitar a mi gente en Cuba. Ahora pude sacar la visa de turismo para mis padres, que los tengo aquí conmigo optando por su residencia permanente. Estoy casado con una venezolana pero vive en otra ciudad. Tengo dos hijas, la de 20 años vive con su mamá en Miami y la de 17 espero que termine el Pré para traerla también.

Julita: ¿Vives solo del béisbol?
Roidel Enríquez: Por supuesto que no; el béisbol es una de mis fuentes de ingreso aquí, pero no se puede vivir solo del béisbol. Es un país capitalista, donde las cuentas te llegan por todos lados. Y siempre debes hacer otras cosas para aumentar tus fuentes de ingreso. He hecho cosas que jamás imaginaría que iba a hacer, pero eso carece de importancia si logras satisfacer tus necesidades y ahora, las de mis padres.

Recuerdos de la pelota cubana

Julita: ¿Cuál fue tu última participación con la pelota cubana?
Roidel Enríquez: Sabes que después de mi retiro me incorporé como entrenador. En este rol me despido con el Villa Clara de Eduardo Paret en el 2019, cuando perdimos la final ante Las Tunas.

Julita: ¿Eres de la pirámide, ahora disfuncional, del alto rendimiento?
Roidel Enríquez: Pues sí; en mis tiempos eran pocos los que no llegaban por esa vía. Comencé en la EIDE en la categoría 10-12 años; participé en varios Campeonatos Mundiales en todas las edades: 13-15 años, 15-16, Juvenil, Universitario.

Julita: Sé que guardas una anécdota nada agradable de ese tiempo juvenil.
Roidel Enríquez: En el año 1996 fue el Mundial Juvenil en Sancti Spíritus. Yo había terminado el 12 grado en la ESPA Nacional, ahí tuvimos que pasar la previa de 45 días en una unidad militar, requisito obligatorio para matricular en la Universidad; en mi caso, el Fajardo. Los fines de semana nos dejaban salir de esa unidad militar y como joven al fin, quería jugar pelota, quería lanzar. Y fue ahí fue que vino la lesión.

Julita: ¿Cómo fue, no tenías entrenador que te guiara?
Roidel Enríquez: No. Claro que no. Jugábamos la liga de desarrollo en la zona occidental del país, como equipo Cuba juvenil, pero mi entrenamiento no era el adecuado dentro de esa unidad militar para poder lanzar los fines de semana. En aquel momento, con 17 años nadie se cuida solo. La mentalidad era que podíamos hacerlo y ahí me lesioné el hombro, el manguito rotador, la parte del deltoides, algo que fue fatal para mí. Así y todo asistí al Mundial de la categoría.

Julita: Recuerdo que antes de lesionarte tenías buena velocidad.
Roidel Enríquez: Sí; había estado dos veces en Japón junto a Jonder Martínez, había ganado el juego por la medalla de oro en el Mundial de Mazatlán, México, 1994. Fui al Mundial Juvenil de 1995 en Boston, Estados Unidos con Pedro Chávez; estaba en una etapa muy bonita de vida escolar y juvenil. Ya había venido a Brasil en 1993, a México 94, donde como te dije ganamos el Mundial y ese mismo año fui a Japón con Miguel Valdés.

Años pródigos con una juventud pródiga: Michel Enríquez, Yuli Gourriel, Frederich Cepeda, Joan Carlos Pedroso, Norberto González, Iosvany Peraza.

Julita: Así es ¡tremenda banda! En 1995 fui a Japón otra vez y después al Mundial juvenil. En 1996 fuimos a un entrenamiento de altura en México antes del Mundial de Sancti Spíritus. La lesión terminó un período muy feliz con títulos y subtítulos nacionales e internacionales en las etapas escolar y juvenil. Fue una carrera juvenil bonita, con resultados. Al terminar el Mundial espirituano cada uno regresó a sus respectivas provincias y en mi caso estuve un año sin lanzar por mi lesión. Así terminaría mi categoría juvenil.

Julita: Cuéntame algo de esos ocho años con el Villa Clara en Series Nacionales.
Roidel Enríquez: Lo primero es reconocer que lanzar ya como adulto es otra cosa, otra forma de ver la vida; era una nueva etapa. Siempre pensé en tener una carrera extensa, estable, con calidad. Comencé con ese gran hombre que Dios tenga en la gloria que es Pedro Pérez, inmenso entrenador de pitcheo y humanamente, el mejor. Fue él quien decidió que no iba a lanzar en mi primer año; por el contrario, comenzó mi etapa de recuperación, aunque siempre estuve con el equipo en todos los juegos. Me sentía muy bien con todas aquellas figuras como Ángel López, Luis Toca, Eduardo Paret, Ariel Pestano, Rafael Orlando Acebey, Eddy Rojas, Oscar Machado, Rolando Arrojo, Eliécer Montes de Oca, José Ramón Riscart… Todos bajo el mando de ese gran director que es Pedro Jova.

Julita: ¡Uff! Una época preciosa que devino en otra terrible.
Roidel Enríquez: Así es Julita; tú lo viviste de primera mano. Fue el año (1996) en que comenzaron las sanciones; nuestro gran equipo Villa Clara fue desmantelado. Primero se quedó Arrojo en el aquel tope con los estadounidenses, previo a los Juegos de Atlanta. Después, ese año, Villa Clara fue a su quinta final consecutiva que perdió contra Pinar del Río. Y muchos de esos que te acabo de mencionar, integrantes del equipo Cuba, iban a México al entrenamiento de altura en Pastejé en aquella época. Comenzarían entonces los rumores de una llamada telefónica indicativa de una posible deserción, la que desembocaría en aquella terrible época de cacería de brujas. Así… ¡pagaron todos juntos tal injusticia!

Al regreso de tierras aztecas, se dieron a conocer aquellas absurdas sanciones que nadie conseguía entender. Ni nosotros mismos que estábamos ahí entendíamos qué había sucedido en realidad. Yo era muy joven, soñaba jugar con esas grandes figuras a las que tanto disfruté campeonato tras campeonato. Solo Arrojo se había quedado. A los que fueron acusados nunca se les demostró nada; no hubo una sola prueba de ¿traición? ni de que esa llamada siquiera existiera con tales motivos. Comenzaron las investigaciones y de úcase, todos fueron sancionados: Pedro Jova, Kiki (el coach Luis Enrique González), Luis Toca, Osmany García, Ángel López, Eduardo Paret. Víctor Mesa se había retirado.

Aquello fue un golpe durísimo para la provincia. Imagina las principales figuras de un equipo con sus entrenadores, fuera, todos al mismo tiempo. Era difícil escuchar las anécdotas de Paret diciendo que no los dejaban entrar al “Sandino”.

Julita: Aquello fue una confusión total; no se sabía quién regresaba, quién no.
Roidel Enríquez: Solo nos decían que era una indisciplina grave y que habían traicionado los principios del deporte. Muchos continúan viniendo a Cuba y no quieren hacer público esta parte de su pasado para no perjudicarse, pero Ángel López (hoy día vive en Tampa) sí ha contado todo bien claro.

Julita: Recuerdo el Villa Clara de 1997.
Roidel Enríquez: Ay Julita, a ti no se te olvida nada. Un equipo desmantelado bajo la égida de Luis Jova que ni clasificar pudo. Para colmo, después se fue Jorge Díaz. Poco a poco algunos intentaron salir del país varias veces, hasta que lo consiguieron. A ésos se sumó Maikel, el hijo de Jova. Aunque pudo regresar, jugar y hasta un lindo retiro le hicieron, Paret vive en Miami; los demás, incluyendo a Toca, no han ido más a Cuba y viven en Estados Unidos. Después de esta debacle, el Villa Clara resurgió como Ave Fénix y eso no tiene otro nombre: Víctor Mesa.

Julita: ¿Favoreció o no a la pelota en Villa Clara como manager el show de la pelota cubana?
Roidel Enríquez: Claro que le hacía falta y le hizo muy bien la llegada de Víctor Mesa a un equipo que necesitaba esa inyección de agresividad y pasión porque las cosas salieran bien. Después en 1998 y hasta el 2000, bajo el mando de Roberto Rodríguez, el equipo volvió a coger un segundo aire y comenzamos a clasificar nuevamente aunque no avanzáramos mucho en los play off. Sin embargo, cuando llegó Víctor nos creíamos que podíamos hacerlo. Era otra mentalidad, otro empuje.

Julita: Se dice que Víctor era muy dominante ¿los trataba mal?
Roidel Enríquez: No. Él era muy exigente, nos exprimía porque sabía que podíamos dar más ¡Ah! Que metía un grito y todos no lo asimilaban igual ¡sí! Había que adaptarse a su temperamento. Su carácter era difícil y cuando estaba molesto, mejor dejarlo. Había que saber cuándo se podía llegarle. Yo en lo particular tengo mucho que agradecerle; aprendí mucho de él, aprendí que si la mente está fuerte lo demás se puede conseguir. Tuvimos la dicha de formar un gran equipo aunque es cierto… nunca se pudo ganar. Siempre llegábamos hasta la final o hasta la semi, pero faltó ese último paso. Después, cuando dirigió a Matanzas, prosiguió con su característica de ser ese polémico director que formaba todo un lío en un juego de pelota; el mismo que impresionaba con sus gritos o algunas palmadas y con el que los árbitros no querían ni estar en el mismo juego.

Julita: Según tu criterio ¿qué le faltó a Víctor Mesa para poder ganar un campeonato?
Roidel Enríquez: Mira, cuando lo vi en Matanzas me di cuenta que él debía cambiar sus métodos fundamentalmente en los play off. En la post temporada todo es diferente. Él le sacaba mucho provecho a todos sus jugadores en la etapa regular, los números eran impresionantes; pero en los play off todo es diferente. La presión se duplica.

Julita: ¿Qué me dices de Roidel Enríquez en sus ocho Series Nacionales?
Roidel Enríquez: Como sabes, trabajé como abridor y relevista; obtuve 50 victorias y el ser utilizado como apagafuegos me impidió engrosar esa cifra. Me fue muy difícil reencontrar la velocidad que me caracterizaba en mis primeras etapas, pero fortalecí mi mentalidad. Aprendí de las debilidades del contrario. Nuestros entrenadores y psicólogos ayudaban mucho en eso. Me caractericé por mi control, aprendí a ser ecuánime. También Roidel Enríquez perfeccionó una buena curva que no era muy común en la época, pues la mayoría de los pitchers preferían usar la slider y los lanzamientos rápidos. Yo viví la era del bate de aluminio, por lo que tuve que recurrir a la inteligencia. Tuve varias temporadas con más de 10 victorias y estaba entre los 10 primeros lanzadores en promedio de carreras limpias en el país. Internacionalmente, fui al Mundial Universitario 2003, que ganamos con Lourdes Gourriel de manager. Además fui dos veces al torneo de Rotterdam en Holanda.

Como apagafuegos, Enríquez se batía con los estelares Orestes González, pinareño y Amauri Sanit, industrialista, aunque al llegar

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