Mijaín López, el luchador grecorromano de 41 años, ha logrado una hazaña sin precedentes al convertirse en el único atleta en la historia en ganar cinco medallas de oro en cinco Juegos Olímpicos consecutivos. Ahora, tras su retirada del deporte activo, López ha manifestado su deseo de seguir ayudando a los jóvenes que aman esta disciplina.
En una entrevista exclusiva con Marca, el cubano expresó su intención de mantenerse vinculado de alguna manera al deporte y de seguir aportando a los luchadores de la isla, que actualmente enfrenta un éxodo masivo de deportistas. "Quiero seguir ayudando a los jóvenes de este deporte que quieren lograr cosas y ser un maestro donde me necesitan y donde me quieren", afirmó López, confirmando su retiro de las competencias.
"Yo dije hace poco que no puedo competir más. No es que me haya rendido, sino que hay otras cosas que uno tiene que vivir en la vida como estar con la familia y los hijos, por ejemplo. Ahora es la hora de decir adiós a la parte de la lucha de este deporte", subrayó el luchador.
Una victoria épica en París 2024
Al referirse a su victoria en París 2024, López la calificó de espectacular. "Después de tantos años de carrera, poder lograr este resultado es increíble", comentó. "Decían que era imposible, pero lo hemos conseguido", añadió, dejando claro que la constancia y el amor por el deporte han sido claves en su éxito.
El martes pasado, López acrecentó su leyenda al vencer a su compatriota Yasmani Acosta (6-0), representante de Chile, para convertirse en pentacampeón olímpico en una final histórica en los 130 kilogramos del estilo greco de París 2024. Este triunfo representó el primer oro de la isla en la actual justa bajo los cinco aros.
Su única derrota en los Juegos Olímpicos ocurrió el 24 de agosto de 2004 contra el ruso Kashan Baroev. A partir de ahí, solo conoció victorias en Beijing 2008, Londres 2012, Río de Janeiro 2016, Tokio 2020 y ahora París.
López es considerado uno de los mejores deportistas de la historia y su legado en el deporte es indiscutible. Con su retiro, deja una marca imborrable y una misión clara: formar a las futuras generaciones de luchadores.