Estados Unidos estaría dispuesto a ofrecer a Nicolás Maduro un acuerdo con amplias garantías personales para que acepte su derrota y comience un proceso de transición pacífica hacia la democracia en Venezuela.
La administración de Joe Biden estaría lista para otorgar al dictador venezolano "lo que quiera" si detiene la represión contra opositores y manifestantes, permite una presentación transparente de las actas electorales y reconoce la voluntad de cambio del pueblo venezolano.
Fuentes anónimas informaron al prestigioso medio británico The Economist que Estados Unidos estaría dispuesto a conceder a Maduro "lo que quiera" si renuncia a su cargo, aunque admitieron que es "poco probable" que el dictador lo haga "a menos que se le presione".
Factores que influyen en la decisión de Maduro
Tres factores principales estarían afectando la posibilidad de que Maduro acepte su derrota en las elecciones del 28 de julio. El primero es el "malestar interno" que comienza a manifestarse dentro de su gobierno.
El segundo factor son las posturas de los gobiernos de la región y las conversaciones de Estados Unidos con Brasil, México y Colombia para respetar los resultados de las urnas presentados y avalados por la oposición con más del 80% de las actas escrutadas de manera transparente.
El tercer factor es la lealtad del ejército al régimen de Maduro, que podría estar experimentando cierto desgaste y erosión interna, lo que empujaría a Maduro a sentarse en una mesa de negociación. Sin embargo, esta hipótesis es la más débil debido al control total de las fuerzas armadas ejercido por el chavismo, asesorado por La Habana en labores de contrainteligencia y estrategias de corrupción a los altos mandos militares.
Según The Economist, el ofrecimiento de Estados Unidos incluiría la promesa de no exigir la extradición de Maduro. La apuesta estadounidense para destrabar la gobernabilidad de Venezuela incluye conversaciones de alto nivel con los gobiernos izquierdistas de Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Andrés Manuel López Obrador (México), Gustavo Petro (Colombia) y Gabriel Boric (Chile).
Mientras los tres primeros han mantenido una postura ambigua sobre el denunciado fraude del régimen de Maduro en las elecciones presidenciales, con declaraciones críticas y exigencias de respeto a la democracia intercaladas con llamados al diálogo y la negociación, el gobierno del socialista chileno Boric ha sido más contundente en su condena al régimen de Maduro por el fraude electoral y la represión desatada tras las protestas populares.