Cuba figura en estos momentos en el puesto 41 del medallero olímpico de París gracias a la medalla de oro de Mijaín López, que este martes permitió que la delegación caribeña progresara de golpe tras llegar a estar en una inédita posición 66.
A falta de cinco días para que culminen los Juegos Olímpicos, la delegación cubana solo tiene dos medallas: la dorada de Mijaín y una presea de bronce alcanzada por Arlén López, aunque ya ha asegurado algún título más, todavía a definir el color.
Pronósticos incumplidos
Según los pronósticos previos del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), Cuba aspiraba a figurar al término de las Olimpiadas entre los primeros 20 países del mundo, con al menos cinco medallas doradas. Se trata de una meta complicada ahora mismo, teniendo en cuenta que Julio César La Cruz, Idalys Ortiz, Luis Alberto Orta y otros atletas no llegaron hasta donde se esperaba.
Posibilidades inmediatas
Entre las posibilidades más inmediatas se encuentra la final del boxeador Erislandy Álvarez, quien tiene asegurada plata y puede aspirar al oro. Otro metal dorado posible es el que podría conseguir la atleta de lucha libre Yusneylis Guzmán López (50 kg), quien discutirá este miércoles la medalla de oro de su disciplina luego de que su rival en semifinales quedara descalificada por problemas de peso.
Este martes comenzó, además, la participación cubana en el canotaje, donde Yarisleidis Cirilo y Yinnoly López consiguieron clasificarse para la semifinal del C2 a 500 m. Cirilo competirá además en la modalidad individual, donde tiene posibilidad de alguna medalla. Por otra parte, este miércoles José Ramón Pelier avanzó a semifinales del C1 a 1000 metros en el canotaje.
Un equipo reducido y en crisis
La delegación cubana a París 2024 ha sido la más pequeña desde Tokio 1964. Solo 62 deportistas compiten por la isla. Sin embargo, 21 cubanos lo hacen por otros países, incluidos dos atletas que forman parte del equipo olímpico de refugiados. Tales cifras revelan la dramática crisis del deporte en la isla en los últimos años, una realidad profundamente marcada por la masiva fuga de atletas a otros países y por la creciente crisis económica.