El Ministerio de Justicia (MINJUS) de Cuba no tuvo más remedio que aceptar que la Gran Logia Masónica celebre elecciones para elegir un nuevo Gran Maestro, luego de la sonora protesta protagonizada por los masones contra el líder que les impuso el régimen.
El martes, en un hecho sin precedentes en la historia de la masonería cubana, decenas de hermanos acudieron a la Gran Logia de Cuba para protestar contra la restitución, por parte del MINJUS, de Mario Urquía Carreño como Gran Maestro de la Orden, quien fuera expulsado a inicios de año por los propios masones tras la desaparición de 19,000 dólares.
Ante la postura del gobierno de restituir en el cargo a Urquía Carreño, irrespetando la voluntad de las logias, la comunidad masónica cubana manifestó su rechazo a lo que consideró una grave intromisión.
La respuesta del gobierno
En respuesta, la Dirección de Asociaciones del MINJUS -la misma que en su momento invalidó la expulsión del Gran Maestro-, ahora indicó repetir las elecciones en correspondencia con los estatutos de la organización "y la voluntad de sus integrantes".
Según la nota, que compartió la estatal Agencia Cubana de Noticias, se realizó una "exhaustiva evaluación de decisiones" que adoptó el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba y la Gran Logia de Cuba, en temas relacionados con sanciones a integrantes de los cuerpos masónicos y las elecciones de sus directivos.
La conclusión del MINJUS fue que hubo "irregularidades por incumplimiento de sus estatutos internos".
El organismo no pudo privarse de politizar los asuntos internos de la organización al asegurar que "la Masonería en Cuba se ha caracterizado por su cubanía, patriotismo, respeto a las leyes y adecuadas relaciones con la Dirección de Asociaciones del Ministerio de Justicia".
En la protesta del martes, según reseñó el medio independiente CubaNet, algunos masones expresaron su preocupación por la intención del gobierno de intentar "dominar a los masones y deshacerse de todos aquellos que le somos incómodos a la dictadura".
La concentración se efectuó a pesar de las presiones de la Seguridad del Estado para suspender el acto y ante un fuerte operativo de represores vestidos de civil que acudieron al edificio, ubicado en la esquina de las avenidas Carlos III y Belascoaín, en Centro Habana.
Los masones se plantaron ante la sede de la Orden y expusieron los motivos por los cuales estaban allí: comunicar a Urquía Carreño su criterio sobre la ilegitimidad del cargo que usurpó con ayuda del aparato represor del Estado, y negociar su salida de la oficina para dar paso a una nueva gestora que reconduzca el proceso de elección de un nuevo líder.
"La masonería cubana está haciendo un muy justo reclamo a todo lo que está pasando y consideramos que el señor Urquía Carreño es una persona con muy baja catadura moral como para ocupar el puesto de Gran Maestro y representarnos y ser nuestra voz ni aquí ni en ninguna parte del mundo", dijo Evelio Núñez, de la logia Eureka.