IslaSi

La tragedia de una niña de 3 años: ¿negligencia médica en Cuba?

jueves, 18 de julio de 2024 por María Teresa León

"Tranquilícese, que todo está bien". Así le decían los pediatras de Morón (Ciego de Ávila) a Yuddiel Olivera, padre de la niña Adriana Olivera Castillo, quien falleció en Cuba a los tres años por una supuesta negligencia médica. Los doctores no supieron diagnosticar a tiempo la enfermedad de la pequeña ni proporcionarle un tratamiento efectivo.

Decisiones cuestionables

En un primer momento, los médicos creyeron que tenía el virus del Oropouche, pero la situación se complicó. En estado grave, un doctor ordenó a la madre que le quitara el oxígeno y la trasladara en brazos a la sala de terapia intensiva. Esta decisión, cuestionada por el resto del personal sanitario, empeoró la situación de la pequeña.

Los padres informaron que el caso ha sido cerrado sin que nadie asuma responsabilidades. Adriana fue ingresada el lunes 1ro de julio por vómitos y dolores de cabeza, pero antes de ingresar al hospital, pasó nueve días con los mismos síntomas. "No quería comer nada y lo poco que comía, lo vomitaba. La pediatra Tamara Ruiz de Ávila nos dijo que estaba un poco deshidratada, pero que no era nada alarmante", relató el padre.

Después de realizarle análisis que no revelaron nada concluyente, la doctora solo le recetó gravinol, que calmaba los vómitos por un día, pero al siguiente volvían. "Así estuvimos siete días llevándola al hospital y nos decían que era algo viral, posiblemente el virus del Oropouche", añadió Yuddiel.

Desesperación y desinformación en el hospital

Finalmente, ante el aumento de los vómitos, la niña fue ingresada el 1ro de julio. "Los pediatras del hospital Roberto Rodríguez de Ciego de Ávila nos decían que no nos preocupáramos, que era algo normal y viral. Le hicieron dos punciones, ambas sin éxito, y a partir de ahí, la niña empezó a tener más vómitos y dolores de cabeza. Los pediatras seguían diciendo que era normal y que se debía a las punciones", explicó el padre.

El jueves 4 de julio, tras realizarle un somatón, se detectó una posible hidrocefalia y se decidió trasladarla al pediátrico de Camagüey el lunes 8. "No entendimos por qué esperar tanto tiempo. Dijeron que no era grave, que había solución y que quizás no habría que operarla", narró Yuddiel.

Sin embargo, esa misma noche, la niña empeoró. El pediatra Yunier Vázquez, que estaba de guardia, le decía a los padres que estaba estable y le daba gravinol y duralgina. Pero a las siete de la mañana del viernes, la niña tuvo síntomas de ataques epilépticos y decidieron trasladarla rápidamente a terapia intensiva.

"Nada fue rápido. Había que esperar a que prepararan los papeles. Luego, el médico le quita el oxígeno a la niña y le dice a la mamá: 'Cógela en brazos y sígueme'. Cuando llegamos a la sala de terapia intensiva, la niña estaba casi muerta. Había aspirado líquido sin ayuda para respirar", relató el padre.

Una lucha en vano

Los médicos intensivistas comentaron a los padres que trasladar a la niña sin la asistencia adecuada era una locura. "Estuvimos fuera esperando y la niña luchó durante tres días. Falleció el lunes 8 de julio, a las 4:20 pm, supuestamente por una hidrocefalia provocada por meningitis. No quisimos hacerle autopsia", añadió el padre.

El director del hospital prometió a los padres que el caso no se quedaría así, pero este miércoles les informaron que el caso ya estaba cerrado. "No tenemos ninguna queja de la sala de terapia intensiva; allí los médicos fueron excelentes. Pero en la sala de Misceláneas, todos los pediatras, cero. Ninguno sirve. 'Tranquilícese que todo está bien', y mire, al final, la pobre pagó las consecuencias", lamentó Yuddiel.

Las denuncias por negligencias médicas en Cuba aumentan. Desde el gremio Médico Cubano Libre, su presidente Miguel Ángel Ruano lo atribuye a que los buenos médicos están en misiones en el extranjero, dejando a recién graduados con poca experiencia en la isla.

El economista Pedro Monreal ha denunciado que Cuba invierte más en turismo que en sistemas de salud y educación. La epidemia del Oropouche ha puesto a prueba el sistema sanitario, que ya estaba debilitado tras la crisis de la COVID-19. A primeros de julio, el virus se había extendido a 39 municipios de 12 provincias, según el Ministerio de Salud Pública. Solo La Habana, Las Tunas, Pinar del Río y la Isla de la Juventud se libraban en ese momento.