El Atlántico tropical se enfrenta a una intrusión masiva de polvo del Sahara, el brote más significativo en los últimos dos años. Este fenómeno ha impactado la actividad tropical y ha enfriado las aguas del Atlántico, especialmente cerca de África, según reportes del medio Local 10.
El aire seco cargado de polvo, originado en los desiertos del norte de África, generalmente alcanza su punto máximo a finales de junio y julio como parte del ciclo estacional. En 2023, la presencia de polvo del Sahara fue mínima, la menor en al menos dos décadas desde que los satélites comenzaron a medir esta variable.
¿Puede el polvo del Sahara reducir los huracanes?
En cuanto a la relación entre el polvo y los huracanes, los expertos señalan que aunque los brotes de polvo bien sincronizados pueden inhibir el desarrollo de huracanes al rociar aire seco en los trópicos e incrementar la cizalladura del viento, no existe una correlación fuerte con la actividad ciclónica general. Esto se debe a que el polvo del Sahara se desvanece rápidamente a medida que aumenta la actividad de huracanes a finales de agosto.
No obstante, no podemos depender del polvo para reducir la actividad de huracanes en lo que queda de la temporada. Sin embargo, su presencia es una noticia alentadora a corto plazo tras el inicio de la temporada más activa en los últimos 30 años, según los pronósticos. El Atlántico tropical profundo permanecerá inactivo hasta la próxima semana, en parte gracias a este fenómeno, que ha estado en gran medida ausente desde 2022.
Se recomienda aprovechar este respiro para fortalecer los kits de suministros para huracanes, ya que la temporada se reanudará pronto. Agosto, el primer gran mes de la temporada, está a menos de tres semanas, subrayan los expertos.
Matt Devitt, meteorólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania, informó que entre las consecuencias negativas de este fenómeno se encuentran la baja calidad del aire, lo que puede agravar padecimientos respiratorios, además de cielos nebulosos y lluvias con polvo. También mencionó que disminuye la ocurrencia de tormentas, aunque estas podrían llegar a ser más fuertes. Indicó que la sensación de calor se intensifica y que el polvo puede transportar bacterias, lo que podría conducir a floraciones de algas como la marea roja.