Dos jóvenes intrépidos lograron rescatar a un gran tiburón martillo que se encontraba varado en una playa de Miami. El enorme escualo se encontraba en la arena cuando los dos valientes decidieron sujetarlo por los cuernos de su peculiar cabeza y tirar de él hasta devolverlo al mar.
“¡Guau! ¡Estos chicos atraparon a un gran tiburón martillo en Miami y pudieron liberarlo con seguridad poco después!”, reportó la página Only in Dade, compartiendo un video del suceso.
Advertencias de las autoridades
A comienzos de junio, autoridades de Florida advirtieron a los bañistas sobre la presencia de tiburones en la costa del Golfo de México, luego de que tres personas sufrieran ataques graves. Mientras patrullaban en lanchas las playas de la costa oeste, los oficiales señalaron que se había incrementado la presencia de escualos en la llamada zona del Panhandle, que incluye los 18 condados más occidentales del estado.
Las autoridades incluso cerraron temporalmente varias playas, luego de que una mujer y dos adolescentes resultaran heridas en ataques de tiburón en el condado Walton. Las playas se reabrieron, pero con banderas rojas (condiciones de alto riesgo) y púrpura (indican la presencia de vida marina peligrosa) que advertían del peligro.
Ataques en Cuba y Florida
A mediados de abril, un tiburón martillo, especie conocida también como cornuda cruz, atacó la balsa de corcho de unos pescadores cubanos, cerca del litoral habanero. "¡Qué clase de locura! Mira cómo le cae a mordidas al corcho. ¡Ahí viene de nuevo! No nos va a tumbar pero... qué clase de tiburón. Son anécdotas que solamente nosotros vivimos", dijo uno de los pescadores protagonistas del sorpresivo encuentro en el mar.
A comienzos de este año, tres tiburones martillo causaron estupor al llegar hasta la misma orilla de una playa de Florida, donde los bañistas no daban crédito a lo que veían. El hecho sucedió al atardecer en Isla Anna María, una isla de barrera situada en la costa del condado de Manatee. El video del curioso suceso mostró a un grupo de personas paradas en la orilla del mar, disfrutando con asombro del espectáculo que daban los tres escualos aleteando a sus pies.