Tras el incendio ocurrido el pasado 22 de junio, vecinos del edificio Girón del Vedado habanero recordaron sus múltiples quejas sobre el mal estado del inmueble y denunciaron la falta de atención estatal ante las pésimas condiciones de las estructuras y las instalaciones eléctricas.
Al conocer el resultado de la investigación por el siniestro, que dictaminó la ocurrencia de un cortocircuito, los residentes en la edificación manifestaron su inconformidad, pues la alerta ya estaba dada, pero fue ignorada hasta llegar a un punto crítico, con peligro para las vidas y los bienes de las personas.
"Desde antes del incendio la cablería tenía problemas", confirmó a Martí Noticias una vecina identificada como Ana, quien señaló la necesidad de una reparación capital, la cual, supuestamente, se realizaría hace dos años, pero la brigada encargada de las obras se retiró al poco tiempo "y se llevaron todos los materiales".
De acuerdo con la vecina, "el cortocircuito se produjo dentro del hueco de uno de esos cuartos..., la candela fue pasando de un cuarto a otro hasta llegar al primer piso".
Los residentes en el inmueble -que acoge a cerca de 600 personas- revelaron que hay problemas eléctricos y filtraciones en la mayoría de los apartamentos, mientras que "los pasamanos de las escaleras están rotos. Todo se va deteriorando con los años si nunca le dan mantenimiento a nada", afirmaron.
Ahora, luego del incendio, las autoridades "detectaron" los mencionados daños y aseguraron que se trabajará "en la medida de lo posible", según apuntó un reporte de la televisión oficial cubana.
El siniestro, ocurrido el pasado sábado, tuvo una respuesta inmediata de los bomberos de la ciudad, mientras que autoridades del régimen siguieron de cerca las acciones de extinción. El Consejo de la Administración Municipal de Plaza de la Revolución alertó a los habaneros mediante un mensaje en redes sociales.
Al día siguiente del suceso, el gobierno del territorio emitió un comunicado oficial para detallar la situación del inmueble, un texto que dejó abiertas varias interrogantes sobre la gestión y la falta de transparencia en torno a este incidente.
El texto destacó el regreso de los residentes a sus hogares, aunque no ofreció detalles sobre las condiciones de los locales o la seguridad en la edificación.
Compuesto por dos torres de 17 plantas, articuladas por un núcleo de ascensores unidos a las escaleras por tubos de circulación horizontal, el edificio de 132 apartamentos fue concebido en 1967 por los arquitectos Antonio Quintana y Alberto Rodríguez Surribas.