El régimen cubano, siempre dispuesto a despojar a los ciudadanos de sus derechos civiles y políticos, ahora también podrá privarlos de la ciudadanía, según el nuevo anteproyecto de Ley presentado ayer por la Asamblea Nacional.
La norma, conformada por 17 capítulos y 114 artículos, faculta al dictador de turno a promulgar Decretos Presidenciales con el objetivo expreso de retirar la ciudadanía de forma discrecional a los cubanos que considere bajo términos jurídicamente imprecisos.
Un peligroso poder discrecional
El Artículo 55.1 da competencias al Presidente de la República para privar de la ciudadanía cubana a cualquier persona que desde el extranjero realice actos contrarios a los altos intereses políticos, económicos y sociales de la República de Cuba. Semejante postulado carecería de importancia de no ser porque en un régimen totalitario y carente de un Estado de Derecho como el cubano, cuestiones tan diferentes como Estado, Gobierno y Partido Comunista suelen ir de la mano a la hora de dictar resoluciones judiciales para criminalizar a la disidencia política.
Por si fuera poco, la Ley también permite despojar de la ciudadanía cubana a aquellas personas que mantengan residencia efectiva en el país o incluso no tengan otra ciudadanía a la cual acogerse, convirtiendo a estos cubanos en verdaderos apátridas por mandato supremo de un Decreto Presidencial. Dicho postulado puede aplicarse siempre que el Ministerio del Interior considere que estos cubanos ocasionan un grave perjuicio al país en lo relacionado con la seguridad nacional, pongan en peligro la estabilidad del Estado, las relaciones internacionales o la salud general de la población; términos jurídicamente inexactos en un país donde caminar con un cartel en forma de protesta por una calle es considerado una amenaza a la seguridad nacional.
Historial de represión
Las alarmas saltaron cuando el 30 de diciembre de 2017 el Consejo de Estado dictó el Decreto Ley No.352, donde se prohibió adquirir la ciudadanía a los cubanos nacidos en el exterior cuyos padres hubieran cometido hechos o realizado acciones contra los fundamentos políticos, sociales y económicos del Estado. El régimen cubano, abrumado hoy por la crisis económica, el éxodo y la evidente crisis política, ya no se esconde para plasmar en papel lo que viene realizando de facto hace más de seis décadas.
El propio Partido Comunista acuñó términos como "anticubanos" o "mercenarios" para referirse a todos aquellos ciudadanos que no veneraban al Dictador en Jefe; los despojó de sus derechos políticos, de sus propiedades y los envió al exilio prohibiendo su regreso. En términos prácticos, el totalitarismo comunista que hoy se empeña en retirar la condición de ciudadanos a todos aquellos cubanos que considera incómodos, ya lo hizo de facto a toda la nación; entendiendo la condición de "ciudadano" como aquel sujeto provisto de derechos políticos y sociales sustentados en el principio de igualdad y participación política.
El ocaso de lo que un día fue la "Revolución cubana", evidenciado en un país sumido en la desesperanza y un Partido Comunista con una crisis generalizada de liderazgo, es razón suficiente para la aprobación maratónica de leyes nefastas con el único objetivo de retrasar un cambio que ya es inevitable y se vislumbra cerca.
Ningún burócrata dictadorzuelo tendrá moral para retirar la condición de cubano a un compatriota. Que aquellos a los que se les aplique semejante aberración jurídica, muestren con dignidad el mayor premio de cubanidad que existe: No ser indiferente ante la barbarie en Cuba.