Ante los pies de la Virgen de la Caridad del Cobre, el arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, suplicó durante la eucaristía de este domingo por las personas en el país que sufren las consecuencias de la emigración. “A los trabajadores que intentan brindar a sus seres queridos una casa digna; a los que lloran la emigración de esposos, hijos, nietos, amigos”, expresó García durante una oración de súplica, según publicó el Arzobispado de Santiago de Cuba en Facebook.
Una plegaria por los más vulnerables
En la plegaria, monseñor también incluyó “a las madres que luchan por alimentar a sus hijos; a tantos que no se cansan de buscar medicinas para sus enfermos; a los familiares de los presos que sueñan con verlos regresar, algún día, sanos al hogar”, haciendo alusión a los problemas acuciantes de la realidad cubana.
Entre ellos, hizo referencias a la crisis económica y sus efectos en la familia, como la escasez de alimentos y medicamentos. También abordó la situación de los presos políticos en las cárceles del régimen, donde sus familiares, a veces desesperados por la falta de justicia, anhelan verlos regresar sanos y con la menor cantidad de consecuencias.
García también destacó a las personas que "sufren la violencia y el robo, y a aquellos que enfrentan tantas carencias materiales y espirituales". Este fenómeno se observa con mayor frecuencia en la sociedad actual, ya que la delincuencia a menudo se relaciona con el aumento de los males derivados de la crisis económica.
Un llamado a la solidaridad y la esperanza
Asimismo, dijo que “el amor” se encuentra hoy en “los hijos que atienden con cariño a los ancianos de la casa; de quienes desde otras tierras ayudan a familiares y amigos; de los vecinos que se acompañan en penas y alegrías; de tantos que sirven desinteresadamente a sus prójimos”, mostrando una fe en el cubano, a pesar de las carencias que padecen.
Por último, el arzobispo de Santiago de Cuba en la oración de súplica expresó que el pueblo es poseedor de "potencialidades", y sobre este tema, invitó a aprender a vivir en armonía, “en un solo corazón y una sola alma, con diferentes maneras de pensar, y, juntos, encontrar soluciones que nos conduzcan a nacer en paz, a trabajar en paz, a comer en paz, a morir en paz”.
En marzo último, durante la eucaristía del Domingo de Ramos, García pidió corriente, comida y libertad a la Virgen de la Caridad del Cobre, algo que dijo que no es más que hacerse eco de las peticiones que los peregrinos hacen a la Patrona de Cuba.
“Queremos vivir con mayor desahogo, queremos tratar de vivir una vida normal en la que cada quien pueda hacer su plan, su proyecto de vida, donde la vida no sea una lucha y un trabajo perenne”, dijo García Ibáñez a los pies de la Virgen.