Más de 70 presos comunes de la cárcel para extranjeros de La Condesa, en Mayabeque, se encuentran en huelga de hambre desde el pasado 4 de junio, en respuesta a los malos tratos y los apagones que padecen en la prisión.
En una carta pública citada por el portal independiente 14 y Medio, los reclusos, la mayoría venezolanos, denunciaron malos tratos, mala alimentación y la negativa de beneficios penales a pesar de cumplir con los requisitos de la libertad condicional. En su misiva dirigida a activistas, organizaciones y periodistas independientes, estos presos piden la intervención internacional para resolver su situación y cuestionan las dificultades que enfrentan para acceder a agua, electricidad y atención médica adecuada. Especialmente, denuncian la alimentación de la cárcel, la cual carece de valor nutritivo.
"Un número considerable de nosotros, presos extranjeros, fue desaparecido en las madrugadas y cada día que pasa seguimos desapareciendo sin dejar rastros", explicaron. En total, 74 venezolanos, condenados por diversos delitos, forman parte del grupo de huelguistas, dijo la fuente.
Estos cuestionan por qué no se les permite el traslado a sus países de origen para cumplir sus penas de manera digna si la isla tiene dificultades alimentarias y deficientes condiciones de reclusión. Los firmantes aseguran que son reprimidos y amenazados constantemente, y muchos presos han sido desaparecidos en la madrugada sin dejar rastro, mientras otros son castigados en celdas conocidas por su crueldad como “47”.
Testimonios de los afectados
Entre los huelguistas está Fabio, un venezolano de casi 35 años condenado a 15 años por delitos relacionados con drogas, cuya madre, María, contó a 14ymedio que el joven lleva siete años encarcelado y que se le niega la libertad condicional, a la que puede aspirar tras cumplir la mitad de su condena, por haberse plantado. Según la mujer, el padre de Fabio, encarcelado junto a él por el mismo delito, falleció en prisión por falta de atención médica.
Esta no es la primera vez que los reos de La Condesa se rebelan para reclamar sus derechos, menciona el diario independiente. Hace tres años, dos prisioneros, el colombiano Wilson Marín Castellanos y otro de nombre Arturo Sánchez, realizaron una huelga de hambre y sed para exigir su extradición y mejorar las condiciones del penal. En diciembre de 2022 el ciudadano búlgaro Andrian Georgiev protestó de la misma forma. En febrero de ese mismo año un prisionero jamaiquino se suicidó en su celda, aseguraron reclusos del penal que alertan del comportamiento extraño de oficiales tras la tragedia.
En esa ocasión, CiberCuba constató que el desayuno en la prisión consistía en un pan y una cucharada de huevos batidos en un vaso de agua endulzada. La comida incluía 30 gramos de pollo, seis centímetros de plátano, unos 60 gramos de arroz, 200 mililitros de una sopa, dos cucharadas de mermelada líquida y un pan del tamaño del puño de un niño.
En 2022, Radu Martin, prisionero canadiense en La Condesa, describió que las autoridades tenían poca comida para dar a la gente, ningún medicamento y encima cortaban la luz cuatro o cinco horas al día. La situación con el suministro y la calidad del agua también es un problema y, en consecuencia, la higiene del penal y de los inquilinos de la prisión para extranjeros. De acuerdo con Martin, "17 personas en un dormitorio hacían colas para tres duchas y tres inodoros" que hay que descargar con cubos.