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El éxito de Alejandro Ramírez: De vendedor de ron en Cuba a dueño de negocios en España

miércoles, 5 de junio de 2024 por Gabriela Hernández

Para comer en el Bar Willy, ubicado en La Torre de la Horadada (Alicante, España), es necesario hacer una reserva. El lugar siempre está lleno, incluso en temporadas bajas, en esta zona costera que en verano se llena de turistas europeos. Su dueño es un cubano de Playa (La Habana), llamado Alejandro Ramírez Mustelier. En Cuba, Alejandro no tuvo un negocio propio, aunque considera que vender ron después de su jornada laboral en una empresa estatal puede considerarse una forma de emprendimiento.

A pesar de que en España la competencia en el ámbito gastronómico es feroz, Alejandro Ramírez y su esposa, Elenita, han logrado cautivar a los vecinos de La Torre de la Horadada con platos como tamales, ropa vieja, yuca frita, tostones y, sobre todo, el sándwich cubano. El negocio lleva 16 años abierto, aunque los inicios no fueron sencillos. De hecho, Alejandro confiesa que, tras dos años de regentar el bar, contempló la idea de traspasarlo, pero la paciencia y el esfuerzo han dado sus frutos. "Cuando peor está la cosa, es cuando más cerca está la meta", señaló.

Expansión y nuevos proyectos

Actualmente, además del Bar Willy, Alejandro Ramírez posee una coctelería, La Bodeguita, en Los Alcázares (Murcia), una localidad cercana. Además, está iniciando un nuevo negocio de plomería que permite ahorrar hasta un 30% de agua en la factura de grandes consumidores. En una región como el Levante español, azotada por la sequía, este ahorro es significativo, ya que muchas veces se paga más por la factura de agua que por la de luz.

Alejandro salió de Cuba casado con una mujer italiana cuya familia estaba muy vinculada a la gastronomía. Ella fue quien le dio el impulso para iniciar el negocio. Por eso se mudaron de Italia a Madrid y de Madrid a La Torre de La Horadada. En Madrid, Ale, como cariñosamente le llaman sus amigos, se dedicó a distribuir publicidad. Esa agilidad que consiguió en el reparto de folletos la utilizó en La Torre para promocionar fiestas cubanas que organizaba en el Bar Willy con "comida gratis" y cobrando solo las copas.

Costó que la gente se acostumbrara a la idea de que el Bar Willy de toda la vida se convertiría, poco a poco, en un bar de comida cubana que solo abre ocho meses al año. Ahora, cuando llega la hora del cierre, muchos vecinos de la zona encargan tamales para congelarlos.

A quienes desean emprender, Alejandro Ramírez recomienda buscar una buena ubicación y dedicarle mucho tiempo y esfuerzo. En su caso, él y su esposa están en la cocina y no permiten que nadie más intervenga, porque la cocina, explica, es más que ingredientes: "Es corazón".

Además, han comprado una casa en Cancún para ponerla en alquiler. El negocio sigue creciendo. 🌟